Existen varias alternativas para obtener rentabilidad sobre un inmueble; una de ellas, y las más frecuente, es alquilar la vivienda a un tercero. Esta opción ofrece una serie de beneficios al propietario (a parte de los ingresos generados del arrendamiento) como pagar la hipoteca suscrita -en caso de tenerla-, evitar que el inmueble se deteriore por encontrarse deshabitado, reducir los gastos o gestiones de mantenimiento ya que no suelen requerir mucho esfuerzo por parte del arrendador… entre otros.
No obstante, para poner en alquiler un inmueble hay que tener en cuenta varias cuestiones para obtener la mayor rentabilidad posible. Entre estas alternativas, hay que prestar especial atención al valor de la vivienda para poder asignarle una renta de manera justificada.
Para ello, se recomienda pedir una tasación oficial del inmueble, ya que implica una serie de ventajas:
- Permite asignar un valor real de mercado al inmueble y ajustarse a los precios del sector, a través de una persona cualificada y profesional (un tasador), que tendrá en cuenta aspectos imprescindibles como la ubicación, el estado de la vivienda, la antigüedad, entre otros.
- El informe de tasación servirá como documento legal para el pago de impuestos, ya que tendrá en cuenta el valor fiscal del inmueble.
- A través de la tasación, se podrá tomar decisiones para revalorizar la vivienda (llevar a cabo una reforma antes de alquilarla, por ejemplo).
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