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Los parámetros de eficiencia y sostenibilidad, cada vez más protagonistas en el valor de la vivienda

Realizar pequeñas reformas en la vivienda o instalar sistemas inteligentes que fomenten un uso eficiente y responsable de los sistemas de climatización, agua y luz, pueden contribuir a la calidad de eficiencia energética de una vivienda y consecuentemente pueden tener un efecto positivo en su valoración.

La sostenibilidad y la eficiencia energética es uno de los objetivos más perseguidos a nivel global, pero para lograrlo, se necesita la contribución de las diferentes industrias. En el sector de la valoración, la importancia de este tema es tal que las sociedades de tasación nos estamos enfrentando al reto de establecer parámetros que permitan reflejar el impacto de la eficiencia y la sostenibilidad en el valor de la forma más objetiva posible, y que contribuyan, no sólo a la regeneración del parque de viviendas actual sino también a la consecución de los objetivos fijados tanto a nivel europeo como nacional.

La Comisión Europea tiene como objetivo la reducción de al menos un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE para 2030 con respecto a 1990. Por su parte, a nivel nacional, se han ido desarrollando diversas estrategias como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, que persigue alcanzar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 23% respecto a 1990, mejorar la eficiencia energética en un 39,5% o que el uso de energías renovables represente el 42% sobre el uso final de la energía.

Por ello, tanto el rendimiento energético de las nuevas construcciones como de aquellas viviendas existentes reformadas o rehabilitadas es fundamental. El objetivo está, en primer lugar, en la construcción de inmuebles cuya energía provenga de fuentes renovables y que, al mismo tiempo, aprovechen los recursos naturales (como la luz solar u otras técnicas, como la mejora del aislamiento térmico) o los sistemas inteligentes de iluminación para reducir en lo posible el consumo energético. En segundo lugar, es fundamental llevar a cabo pequeñas acciones sobre las construcciones actuales, como la sustitución de ventanas cuya funcionalidad contribuya a la mejora del rendimiento energético de la vivienda, o la implementación de los sistemas de calefacción por sistemas que aprovechen los recursos naturales como la luz solar. Todo ello, permitirá la obtención de calificaciones de eficiencia energéticas más altas (A), así como de certificaciones internacionales que avalan la sostenibilidad y la alta eficiencia energética y medioambiental de la vivienda, impactando de forma positiva en su valor, así como en el interés de posibles compradores o arrendatarios por la vivienda.

De este modo, por un lado, el reto por parte del sector de la edificación se basa en la adecuación del rendimiento energético de las viviendas para contribuir a los objetivos globales; por otro lado, en el sector de la valoración, en transformar todo este conjunto de mejoras en juicios de valor uniformes y estandarizados. 

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